A proposito de Un Joven Anarquista

Sin aprobar los actos terroristas, ni justificarlos, cabe la necesidad de hacer una reflexión. No pretendo juzgar.


La terrible imagen mostrada por la televisión donde un joven se quemaba consecuencia del estallido de un artefacto que colocaba en el cajero de un banco, amputada sus manos, comprometidos sus ojos y por supuesto sus oídos, quemado su cuerpo, solicitando ayuda porque sentía que se quemaba, desorientado absolutamente, es una escena desgarradora.

La información oficial, la historia, nuestra historia nos habla de aquellos que fueron conformando lo que conocemos hoy por Chile, una historia oficial que deja muchos elementos fuera, como la justicia, la honestidad, la verdad, los hechos verdaderos.

Entre esos echos la juventud de aquellos que hoy son considerados los gestores de la patria, jóvenes que se opusieron al orden establecido, a la tradición, a una forma de mirar la vida. Tomaron las armas y combatieron.

En este proceso de gestación de la patria hubo revoluciones, revueltas, levantamientos, con la intención de cambiar una estructura, un sistema, que no permitia otras miradas, otros énfasis, otras visiones, tratando de imponer los nuevos objetivos y esas nuevas miradas y visiones.

Hoy, el orden establecido nos dice que ya todo está construido, que existe un estado de derecho, igual como en aquel tiempo, que nada se puede cambiar y, que no existe cabida a otras miradas. Nuestra constitución dice que nadie se puede meter en el derecho del empresario a administrar su empresa, no se puede meter en la forma en que organiza su producción. Esta constitución nos impone el derecho a la propiedad privada, una propiedad privada que termina para los ciudadanos de segunda, tercera y cuarta categoría cuando se trata de expropiarles sus espacios, sus hogares, sus vidas por el desarrollo del país. Una constitución que solo enumera derechos y deberes y no privilegia o coloca por sobre todo a las personas, los ciudadanos, reconociéndonos a todos en una continua construcción de esta sociedad, avanzando hacia esa sociedad igualitaria, justa y verdaderamente democratica.

Estos rebeldes, en su gran mayoría, han sido de familias de buen pasar y mas, se opusieron al abuso y a la injusticia, fueron despreciados por sus familias, criticados en su actuar, perseguidos por las fuerzas represivas que, mas que resguardar la verdad, la justicia y la equidad, solo protegian como hoy, los intereses de los pocos, para quienes fueron construidas la constitución y sus leyes.

En nuestro país, vemos como surgen y se afianzan clases y jerarquías que defienden desde el poder, sus intereses y privilegios, mezquinando lo que tenga que ver con la mejoría sustancial de quienes en definitiva, sostienen la producción de este país. Esta miseria que tiene que ver con la explotación del ser humano, sin tener el derecho del pago justo y necesario, de vacaciones justas y necesarias, de la casa digna y necesaria, de la vestimenta digna y necesaria, del alimento digno y necesario, de la libertad digna y necesaria, de la educación digan y necesaria, de una vejez digna y segura.

¿Cuantos motivos existen hoy para hacer una revolución?

Ya se observa la decadencia de la autodenominada “clase política”. Se observa como los medios de “información” se alinean al poder y enarbolan la defensa de una imagen país como la panasea que permitirá llegar mejor posicionado a los mercados mundiales y, acallan los conflictos que afectan a los trabajadores, los etudiantes, los ancianos, y que cruzan a todo Chile.

Se apaga la voz de aquellos que están cansados de creer en este sistema y sus normas, que según aquellos que mantienen el sistema con leyes y las armas, solo quieren provocar confusión y caos.

Y nuevamente, esos muchachos que ven en sus propias vidas, en medio de los privilegiados, como se engaña, se explota y se somete a los verdaderos productores de la riqueza, se levantan y se revelan a este laberíntico sistema mantenido para dominar y mantener privilegios de clase.

¿Cuanto tiempo vienen con la cantinela del país desarrollado, como si con eso se solucionara todo y, no cuentan que solo será para aquellos que estén dentro de la muralla de la propiedad privada y, quienes estén fuera, recibirán por sobre el muro, ese muro imaginario pero real, las migajas que caigan desde sus abundantes mesas?.

Mientras realizo esta reflexión pienso que no debería mostrar una imagen tan negativa, tan sin esperanza, que debería ser un poco mas optimista, pero, miro a aquellos que estudiaron gratis en las universidades chilenas y que hoy, son parte de esa clase que inpide que Chile sea mas justo e igualitario. Observo a un niño o niña recién nacido que no está protegida por ningún sistema de seguridad social y, que le dicen a la madre que la próxima ves, tendrá que ver un médico particular y ella no tiene trabajo y está sola.

Tenemos un sistema que no funciona y no funciona por que las “clases del poder” no lo quieren, dicen que los que no trabajan es porque no lo quieren hacer, dicen que los sistemas de seguridad social incentivan la flojera, como lo han dicho muchos de los ministros de este gobierno; la de la junji que las mamás dejaban a sus hijos en los jardines y después se iban a la playa. El de energía a los puntarenenses que ya se les había acabado la fiesta mientras otros enviaban memos normando inclusos la forma de vestirse y maquillarse y el perfume que debían usar, colocaban esfinges de personajes religiosos en la entrada de servicios que pagan todos los chilenos con los impuestos que cobran a todos.

Que chileno puede pensar en obtener una pensión digna si ya se sabe que menos de la mitad de los afiliados a las AFPs tendrán fondos suficientes para poder pensionarse y, mas del 50 % tendrá que recibir la pensión mínima otorgada por el estado. Fondos que no sabemos los chilenos en que empresas o paises se invierten, fondos que se ven afectados por fluctuaciones que un esforzado trabajador no maneja ni le interesa saber y, que de la noche a la mañana verá como esos fondos que tenia ya no existen, esfumandose la pensión de su vejes.

Algo anda mal, algo que motiva a nuestros jóvenes a tomar medidas drásticas, medidas entupidas y horrendas.

Lo que rescato de este hecho es ese nivel de entrega por una causa sin un interés personal, esa convicción que lo llevó a arriesgar su vida mas allá de intereses egoístas, a vivir una vida al margen de la que le ofrecía la situación de su familia.

No pretendo justificar esta acción que la encuentro estúpida, pretendo recoger el clamor de ayuda expresado en tan extrema situación, un clamor que el sistema, los que están en el poder, los que se describen como parte de una clase, no escuchan.

Valga mi reflexión por este joven chileno …

 
 
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