El patético Labbé, continúa tratando de darle sentido a su estupidez.

No puedo dejar de esbozar un comentario.


El define su actitud como un acto de valentía y categoriza como “silencio cobardoide” (¿alusión al concepto de “humanoides” esgrimido por uno de los que pretendieron darle validez a la matanza de chilenos?) a quienes, habiendo sido parte de la dictadura, no se manifiestan en la misma línea que el plantea.

Esto es propio de un tipejo obtuso, incapaz de discernir entre actos lícitos de los ilícitos.

Es dramático leer y mucho mas escucharle decir: “No los llevaron a estos lugares porque andaban vendiendo leche en un carro de productos lácteos, a muchos no les pasó nada, no se puede descontextualizar, yo no digo que no se hayan producido excesos, hay una frase que a mí me hace mucha fuerza, la guerra hace que los hombres buenos hagamos cosas malas y eso es natural”.

Se lee claramente como, los que ostentaron el poder absoluto en nuestra patria, actuaron con total impunidad y desprecio a la vida humana, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, haciendo mofa de cuanta denuncia se realizó en tribunales (los tribunales son otro tema, quienes actuaron de acuerdo a lo definido por la dictadura), quienes, en definitiva, son los que deberían mantener una actitud de ecuanimidad para dirimir los conflictos que puedan surgir entre el poder del estado y los ciudadanos que pueden verse involucrados en medio de actos que pueden ser considerados ilícitos.

Labbé entrega mucha información sobre esa ideología que imperó en dictadura, también da luces de cómo esa ideología continúa presente en el actual gobierno.

La forma de accionar de carabineros y como se ha ido estructurando una inteligencia basada en la famosa ideología de la seguridad interior del estado, da cuenta como continua viva, presente y actuante en nuestra sociedad.

Una ideología que se preocupa de barrer con sus contrincantes y, que secuestra las necesidades mas urgentes de la ciudadanía, como son la educación, la salud, el trabajo, etc. Una ideología que se impone por sobre el imperio de la equidad, la justicia, la igualdad, considerando a todos aquellos que se atreven a exigir un mayor desarrollo humano como enemigos de un estado secuestrado a sus propios intereses.

Estos tipejos fueron solo el sable que blandieron para defender otros intereses, intereses del imperio que pagó para que las armas y los sables salieran a la calle a matar a sus propios compatriotas.

El patético Labbé, continúa tratando de darle sentido a su estupidez

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